Cada una de las salas IMAX® está diseñada con el punto de mira puesto en el espectador de manera que la audiencia sea el centro de la acción. La diferencia más notoria es la pantalla extragrande de IMAX: ocupa literalmente todo el espacio desde el suelo hasta el techo y de pared a pared. La forma de esta pantalla también es diferente: no solo es más amplia y alta, sino que también es curva, lo que ofrece una sensación de inmersión absoluta desde cualquier punto de la sala.